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Antuca [Por Esteban Lozano, para El Arca Digital, Marzo 2006] ¿Por qué llamamos novela a una novela? ¿Es sólo porque es un río de posibilidades? ¿No será un cuento largo?... Es una novela. Se puede nadar en un sueño y salir mojado. Pero se debe elegir, o seguir mojado o seguir escribiendo. Castro siguió escribiendo y por simple casualidad su novela comienza y termina en un sueño río y los momentos culminantes suceden en otros sueños ríos. ¿Es casualidad? De todas formas nunca sabemos qué es la casualidad en el sueño de un creador. Castro sabe escribir. Sabe nadar pero según los datos es su primera novela y tiene setenta años, lo cual no significa nada de bueno ni de malo. Tiene muchas horas de vida y si bien su novela por momentos parece rozar la autobiografía, rápidamente nos hace una gambeta y acaricia el cuerpo desafiante de Antuca hembra, pero desde otra mujer. Castro puso en ese cuerpo de mujer, el remate de tantas pulsiones sexuales que se desbocan desde la juventud hasta la madurez de los personajes. Curiosamente esas pulsiones se transforman en pasiones con la madurez mientras entonces eran parte de un juego, menor, cuando la que bancaba era la muerte. Elige una estructura de sucesión de relatos escritos en primera persona por cada uno de los personajes, y cada uno cuenta sus pensamientos, los cuales sumados son un ensayo sobre la vida de una generación castigada por eso que no sabemos qué es: la historia argentina. ¿Por qué esa generación? Castro no lo dice, lo calla atronadoramente. Hay momentos de inevitable efecto para quienes vivieron como los personajes de Antuca. El verso de Pavese: Vendrá la muerte y tendrá tus ojos: la autoconfesión de Gustavo, mi pensamiento me conduce a cosas que no entiendo. Y construye su fama académica con ese convencimiento. ¿Se va entendiendo como Castro nos va dejando señales de porqué esa generación? Es una confesión, pero todas las novelas son confesiones desde el Quijote hasta Cien años. Tranquilo Castro, no las estoy comparando, pero tu novela vale tanto como cualquier honesta confesión. Es técnico con orientación cibernética. Trabajó con un grupo de médicos en la aceleración del diagnóstico del mal de Chagas. Codirigió la revista Cero, en el 65 publicó poemas en la Primera Muestra de Poetas de la colección Altazor y en El Corno emplumado de México. En el 70, desarrolló un iluminador electrónico en estado sólido. Su novela tiene de autobiográfico no sólo partes de su vida, sino la manera de ser y actuar de esa ya célebre generación de argentinos. |
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